Monthly Archives - abril 2016

EL ÁCIDO FITÁNICO Y EL DHA. Es hora de hablar con rigor científico.

Algunas informaciones difundidas por laboratorios que comercializan DHA purificado, están alarmando sobre el daño que van a causar otros aceites de DHA purificado “asegurando” que no están libres de ácido fitánico, como argumento para vender ellos más. Esta alarma, lejos de estar fundada, es un ejercicio más de la falta de rigor con la que actúan algunas personas en este sector de los suplementos nutricionales, además de confundir a muchos profesionales de la salud que ante esta situación optan por no recomendar a sus pacientes unos productos que no sólo son seguros, sino que son muy beneficiosos para la salud.

El ácido fitánico es un ácido graso ramificado que se origina en el metabolismo del anillo fitol de la clorofila. Por ello, lo encontramos en cantidades importantes en la leche y la carne de los rumiantes, y en el pescado en menor proporción. Sin embargo, al procesar el pescado para obtener aceite de pescado, se concentra también el ácido fitánico y puede alcanzar niveles elevados.

¿Y que importancia tienen los niveles elevados de ácido fitánico en los alimentos? Pues como demuestran en su estudio Werner y cols. Effect of dairy fat on plasma phytanic acid in healthy volunteers – a randomized controlled study. Lipids in Health and Disease, 10:95, 2011, la respuesta no es sencilla, ya que el nivel de fitánico en plasma no va a depender sólo de la cantidad ingerida en la dieta, si no que también influye la capacidad para metabolizarlo que tenga cada persona. En primer lugar, hay que señalar que el ácido fitánico es metabolizado por una enzima (Fitanoil-CoA hidroxilasa) que está localizada en los peroxisomas. Para ello, es necesario que el fitánico sea transportado al interior del peroxisoma mediante la proteína-D-bifuncional. La gran mayoría de las personas podemos metabolizar el ácido fitánico y mantenemos niveles plasmáticos normales. El control del fitánico se produce gracias a que cuando se incrementa su nivel plasmático, aumenta la expresión de la enzima que lo metaboliza. Se cree que el control fino de su nivel plasmático es importante, ya que la influencia del fitánico en la salud tiene dos caras. Si se alcanzan niveles plasmáticos elevados, su influencia sobre la salud es negativa, mientras que si los niveles son normales se ha comprobado que el fitánico tiene un efecto positivo sobre la salud, pudiendo reducir el riesgo de desarrollo de diabetes y otras enfermedades metabólicas.

Pero hay algunos pacientes con trastornos genéticos muy poco frecuentes, como el síndrome de Zellweger o el síndrome de Refsum, que se caracterizan por una deficiencia en los peroxisomas que carecen de la proteína-D-bifuncional o mutaciones en la fitanoil-CoA hidroxilasa y no pueden metabolizar el ácido fitánico, debido a lo cual estas personas presentan niveles plasmáticos demasiado elevados, acumulan fitánico en todos los órganos y van a sufrir muchos problemas, principalmente polineuropatías. Los pacientes con estos síndromes tienen dietas libres de fitánico evitando, por ejemplo, el consumo de productos lácteos, pero incluso el consumo de clorofila les acarrea producción endógena de fitánico. A estos pacientes, el consumo de aceites de pescado con alto contenido de ácido fitánico les va a agravar el problema, pero tienen la opción de tomar un aceite de pescado de DHA purificado y libre de ácido fitánico, como algunos DHAs que ya están en el mercado.

Los mecanismos bioquímicos por los que el ácido fitánico ejerce sus efectos metabólicos positivos, se explican en la revisión publicada por Grygiel-Górniak B. Peroxisome proliferatoractivated receptors and their ligands: nutritional and clinical implications–a review. Nutrition Journal. Feb 14;13:17, 2014. Al igual que otras muchas moléculas, entre las que están otros ácidos grasos insaturados como los omega 3 EPA y DHA, la vitamina D, retinoides, las hormonas tiroideas
y algunos fármacos como las glitazonas y los fibratos, el fitánico es un ligando agonista del sistema de receptores nucleares PPAR-RXR (peroxisome proliferator-activated receptor – retinoid X receptor), que están implicados en el control de la expresión de muchos genes relacionados con el  metabolismo lipídico y glucídico. Sin embargo, los efectos citotóxicos del fitánico continuan bajo investigación, aunque se sabe que son debidos a su acumulación en las membranas celulares, principalmente en las mitocondrias, las cuales dejan de funcionar correctamente, desembocando en la apoptosis de la célula.

También se ha comprobado en algunos estudios, como el de Bompaire y cols. Refsum Disease Presenting with a Late-Onset Leukodystrophy. JIMD Reports. 355, 2014, que como consecuencia del envejecimiento algunos pacientes sufren enfermedades en las que se evidencian síndromes peroxisomales. Entre ellos, alguno puede ver afectada su capacidad para metabolizar el ácido fitánico y en consecuencia deberían controlar la ingesta del mismo. Estos pacientes desarrollan un síndrome de Refsum a una edad avanzada, y pueden confundirse con demencias de tipo Alzheimer. Por eso es recomendable, que todos los pacientes que estén desarrollando enfermedades debidas al neuroenvejecimiento, en lugar de tomar suplementos de aceite de pescado con alto nivel de fitánico, tomen DHA purificado.

Según un cálculo bastante conservador del estudio de Ollberding y cols. Phytanic acid and the risk of non-Hodgkin lymphoma. Carcinogenesis vol.34 no.1 pp.170–175, 2013, realizado en Nebraska (USA) en 66 condados diferentes con una ingesta frecuente de carne roja, carne procesada y productos lácteos, teniendo en cuenta los nutrientes más frecuentes y el contenido de ácido fitánico en cada uno, la ingesta diaria de ácido fitánico es de unos 30 mg por cada 1000 kcal de ingesta. La muestra de 796 individuos fue analizada mediante un cuestionario de frecuencia de alimentos denominado Health Habits and History Questionnaire, que consta de 117 preguntas. Su ingesta calórica estaba entre 800 y 6000 kcal los hombres, y entre 600 y 5000 kcal las mujeres. Esto supone que la ingesta diaria de ácido fitánico estará entre 18 y 180 mg al día. La leche entera de vaca contiene 9,7 mg de ácido fitánico por cada 100 gramos, la mantequilla 1,7 mg por gramo, la carne de vacuno tiene 33 mg por cada 100 gramos y el pescado 21 mg en cada 100 gramos.

Según las analíticas, el nuestro DHA está libre de ácido fitánico. Hay otras marcas que anuncian el mismo dato para productos similares. Sin embargo, técnicamente hablando, sólo se puede garantizar que el DHA está libre de ácido fitánico hasta el umbral de detección de los analizadores, los cuales son capaces de detectarlo si la muestra tiene más de 90 microgramos. Supongamos que estamos ante el peor de los escenarios, que cada cápsula de DHA contiene esos 90 microgramos. Estaríamos tomando una cantidad 200 veces menor que los 18 mg de ácido fitánico que consume una persona normal que coma muy poco (600 kcal al día) o 2000 veces menor que una persona con una dieta de 6000 kcal al día.

Es de esperar que con las modernas técnicas de purificación del DHA, como es el caso de la concentración supercrítica con CO2, que se emplea para purificar el nuestro DHA , la cantidad de fitánico de cada cápsula sea nula o casi nula. Pero aunque fuese próxima a esos 90 microgramos del umbral de detección de las analíticas, preocuparse por ella no es lógico, pues estaríamos ante una cantidad ínfima en comparación con la cantidad que estamos ingiriendo cada día en la dieta, ya que una simple ración de 100 gramos de pescado tiene más fitánico que 200 cápsulas y 100 gramos de carne tienen el fitánico de casi 400 cápsulas.

Javier Terán. Dr. en Bioquímica y Biología Molecular.

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