DHA EN LOS TRASTORNOS DEL ESPECTRO AUTISTA
El autismo es un trastorno que nos sobrecoge porque afecta a niños, y aunque se le llama raro por su reducida frecuencia, también es raro por lo difícil que está resultando desentrañar su causa. Esto es terreno abonado para que florezca cualquier hipótesis, que en tanto no sea rebatida con evidencias, debe ser tenida en cuenta, a la vez que cuestionada. Y es que a priori ninguna hipótesis debe ser descartada, por muy rebuscada que parezca.
Hay que recordar los ríos de tinta que corrieron para atribuir a la vacunación de los niños la causa de los trastornos en su neurodesarrollo. Muchos padres optaron por no vacunar a sus hijos, quizás sin considerar otros riesgos mayores. Estudios recientes han demostrado que esta hipótesis era errónea, y que la vacunación no influye en el riesgo de desarrollar un trastorno del espectro autista.
Hay alguna hipótesis sobre las causas del autismo que sea plausible? Antes de contestar, veamos algunos datos contrastados. El autismo tiene una base genética, aunque es posible que ciertos factores ambientales puedan influir también. Algunos de los genes que codifican las proteínas de unión a ácidos grasos (FABP son las siglas en inglés) están alterados en los autistas, en especial la FABP7 que es la que tiene mayor afinidad por el DHA. Cuando a niños con trastornos en el neurodesarrollo se les administra DHA, se obtiene mejoría.
Con estos datos, y otros muchos obtenidos de las investigaciones realizadas, se puede confeccionar una hipótesis que, aunque discutible, merece el derecho a ser tenida en cuenta.
El cerebro está compuesto principalmente por grasa (el 60% de su peso seco) siendo una gran parte ácidos grasos poliinsaturados, entre los que destaca por su abundancia el DHA. En los primeros años de vida, el cerebro se desarrolla, las neuronas se multiplican, migran, y establecen conexiones sinápticas entre ellas mediante los axones y dendritas. Para esta maduración, el cerebro necesita cantidades de DHA muy superiores al resto de órganos, y cuando no llega suficiente se producen alteraciones en el neurodesarrollo normal.
Los motivos por los que no llega suficiente DHA al cerebro pueden ser varios. El primero una dieta muy deficitaria en DHA u otros omega-3, algo muy normal en las dietas occidentales caracterizadas por abundante comida basura. Pero también debido a los demasiado cortos periodos de lactancia de los bebes.
Otra causa es la ausencia de síntesis endógena de DHA a partir de omega-3 de cadena corta, ocasionada por mutaciones que afectan a las enzimas desaturasas y elongasas que intervienen en el metabolismo de los ácidos grasos.
Pero aunque la cantidad de DHA que tenga el niño sea normal, ciertas mutaciones genéticas pueden dificultar la llegada de este DHA a las zonas precisas del cerebro, causando trastornos en el neurodesarrollo. Estas mutaciones afectan a los genes fabp, que codifican las proteínas de unión a ácidos grasos, de las cuales las que afectan a la FABP7, son las que se han relacionado con trastornos del espectro autista. FABP7 es la proteína con mayor afinidad por el DHA, y la que facilita que el DHA se pueda desplazar por el cerebro, llegando hasta los últimos rincones, pudiendo alcanzar las concentraciones óptimas para que se produzca un desarrollo adecuado del niño en áreas tan importantes como la inteligencia, el aprendizaje, el comportamiento, la afectividad, las emociones, y en definitiva en todo lo que nos convierte en humanos.
Con frecuencia, se producen alteraciones genéticas en varios genes a la vez, que hacen que se produzcan variaciones en la secuencia espacial y temporal de la maduración del sistema nervioso central. Esto da lugar a diferentes tipos de trastornos, porque se afectan más a unas áreas del cerebro que a otras, pudiendo encontrar a niños autistas que tienen perfectamente desarrolladas algunas zonas del cerebro, con las capacidades que gobiernan esas áreas muy avanzadas, mientras que otras están mal y no llegan a funcionar correctamente. Por eso podemos encontrar autistas con gran capacidad para las matemáticas o para la música y muy baja capacidad afectiva o emocional.
Bueno, ya tenemos una buena hipótesis sobre la causa del autismo, pero, que hacemos con estos niños? Podemos ayudarles? En mi opinión deberíamos intentarlo a través de la medicina ortomolecular. En primer lugar, hay que asegurar un buen aporte de DHA a la madre durante la gestación y el periodo de lactancia, para esto, lo mejor es recurrir a un suplemento de DHA puro y concentrado en forma de triglicérido, que aporta un gramo de DHA con cada cápsula. Con el consumo de una cápsula de DHA al día, una mujer se aseguraría una ingesta adecuada para un correcto desarrollo del feto. Sin embargo, si hubiese riesgo de que el niño padeciera algún trastorno del neurodesarrollo, seria deseable elevar la ingesta de DHA en la mujer embarazada a un mínimo de cuatro cápsulas diarias de DHA durante este período en el que el aporte de DHA al feto o al bebé lactante depende por completo de la madre.
Cuando el caso es el de un niño que padece un trastorno del espectro autista, se le debería suplementar con una dosis suficientemente elevada de DHA que permita compensar la dificultad de distribución que ocasionan sus alteraciones genéticas.
Javier Terán. Doctor en Bioquímica y Biología Molecular.
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