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A propósito de la OSTEOARTRITIS y CARTÍLAGO ARTICULAR

LA OSTEOARTRITIS:

La osteoartritis (OA) es la enfermedad articular más común en los paises desarrollados, y frecuente causa de incapacidad crónica, normalmente por OA de rodilla y/o cadera. Su coste económico es muy elevado, por el tratamiento y por la pérdida de productividad laboral. Su prevalencia sigue aumentando a causa de ciertos factores, como la obesidad y el envejecimiento de la población (1). Los factores de riesgo asociados con la OA se dividen en: personales y articulares. Los personales incluyen edad, sexo, obesidad, genética, raza y dieta. Los articulares son las lesiones, el nivel de actividad física, la ocupación laboral y la fuerza muscular. La edad, el sexo, la ocupación laboral, el peso, o la actividad física, son claves para el desarrollo de la OA, mientras que el peso y la dieta influyen en su progresión.

Algunos factores no son modificables, como la edad y el sexo. La mujer tiene más riesgo de sufrir OA de rodilla y cadera, y más tras la menopausia. El cambio hormonal, y la pérdida de volumen y de resistencia a las tensiones biomecánicas del cartílago, son posibles causas. Entre los modificables, el sobrepeso es clave en el desarrollo de OA de rodilla, pero menos para la de cadera. La obesidad esta creciendo mucho en los paises desarrollados, y la probabilidad del obeso de padecer OA de rodilla es siete veces mayor (2), por el efecto mecánico local del aumento de carga, y por el efecto sistémico proinflamatorio de las adipocitoquinas de la grasa.

La ocupación laboral y la actividad física también son modificables. Por ejemplo, la carga articular repetida por trabajar arrodillado y en cuclillas, está asociada con mayor riesgo de OA de rodilla; y levantar cargas o permanecer en pie prolongadamente, se ha asociado con la OA de cadera. Por el contrario, una actividad física adecuada y mantener un estilo de vida activo, incluido el caminar, es beneficioso para la OA. Sin embargo, la mayoría de las personas con OA de rodilla no cumplen con las pautas de actividad física recomendadas.

 

EL CARTILAGO ARTICULAR:

El cartílago articular hialino es un tejido constituido por una pequeña cantidad de células aisladas (condrocitos) y gran cantidad de material extracelular. Es avascular, no inervado, no calcificado, altamente especializado, y se caracteriza por unas propiedades biomecánicas únicas. Su nutrición se realiza por difusión de los nutrientes desde el líquido sinovial y las zonas adyacentes del hueso hasta los condrocitos, gracias a los movimientos de compresión y recuperación a que se ve sometido el cartílago durante el ejercicio. Por eso, un cartílago articular dañado, necesita de un ejercicio moderado para favorecer su recuperación (3, 4).

Las propiedades viscoelásticas del cartílago (firmeza y flexibilidad), se derivan de la estructura de su matriz extracelular (MEC), compuesta principalmente por colágeno y el proteoglicano (PG) altamente sulfatado denominado agrecano, el cual es retenido en el cartílago por su unión a otro glicosaminoglicáno (GAG) no sulfatado, el ácido hialurónico o hialuronano (HA). También hay otras proteínas en menor cantidad, pero de gran importancia en la regulación de la homeostasis del cartílago. La síntesis de la MEC del cartílago requiere la expresión de genes específicos en el condrocito, que está muy regulada por sus propios componentes. En condiciones normales, hay un equilibrio entre la degradación y la síntesis de la MEC, que se rompe en situaciones patológicas.

El colágeno es una proteína de gran importancia para el mantenimiento de la homeostasis del cartílago articular, y cuando se reduce su cantidad, se produce un aumento en la degradación del cartílago. En situaciones patológicas, se produce un aumento en la degradación del colágeno, que unido a su reducida síntesis por carencias nutricionales, va a condicionar un incremento en la velocidad de destrucción del cartílago y en la alteración del hueso subcondral. Como ya es conocido, una intervención nutricional con ciertos aminoácidos (glicina, lisína y arginina) a dosis máximas fisiológicas, permite el incremento de la síntesis de colágeno en el condrocito, y frenar la progresiva pérdida de cartílago articular.

Los PGs son macromoléculas complejas formadas por un núcleo proteico al que se unen largas cadenas de polisacáridos denominados GAGs, como el condroitín sulfato (el más abundante), el queratán sulfato y el dermatán sulfato, que están formados por una cadena larga y no ramificada, de unidades repetidas de polisacáridos. El 80-90% de los PG son grandes y se denominan agrecanos debido a sus propiedades de agregación. En el extremo N-terminal de la proteína central, se produce la unión específica al HA, formando un complejo agrecano-HA.

El HA es un GAG de alto peso molecular, que alterna de forma repetida unidades de N-acetilglucosamina (GlcNAc) y ácido glucurónico (GlcUA). Se sintetiza en la membrana plasmática del condrocito, por la enzima hialuronano sintasa (HAS), que lo deposita en la MEC a través de un poro en la membrana celular. Debido al papel crítico del HA en la retención del agrecano, se estudia la regulación de la actividad de la HAS por factores de crecimiento, citoquinas y hormonas. Se ha comprobado que algunos azúcares aumentan la expresión de la HAS, y aumentan la síntesis de HA. El nivel de los precursores UDP-GlcNAc y UDP-GlcUA influye en la cantidad de HA sintetizado, y además influye en la regulación de la transcripción del gen HAS. Pero tanto la manosa como la glucosamina incrementan la expresión del gen HAS de forma muy superior a los precursores.

La OA se caracteriza por la destrucción irreversible del cartílago articular y la erosión ósea, inducida por citoquinas proinflamatorias, por ejemplo, interleuquina 1 (IL-1), interleucina 6 (IL-6) y factor de necrosis tumoral α (TNF-α). Estos mediadores aumentan la síntesis de colagenasa o metaloproteinasa de matriz (MMP) y la degradación del colágeno tipo II, y disminuyen la síntesis de inhibidores de colagenasa, colágeno y proteoglicanos (5).

En la OA, los componentes de la MEC son degradados enzimáticamente. Las agrecanasas, son las enzimas que rompen específicamente un enlace en el núcleo del agrecano, y se cree que son las enzimas más críticas y tempranas en la degradación de la MEC del cartílago, tanto en condiciones fisiológicas como patológicas. Las colagenasas, también llamadas metaloproteinasas, son las enzimas responsables de degradar el colágeno, y también juegan un papel importante en la destruction del cartílago en la OA. Las hialuronidasas son las enzimas que rompen el hialuronano en pequeños fragmentos.

Cuando las articulaciones pierden completamente el cartílago, el hueso crece para tratar de reparar el daño. Sin embargo, el hueso crece anormalmente y en lugar de mejorar las cosas las empeora, haciendo la articulación dolorosa y limitando su capacidad de movimiento (6).

 

COMPLEMENTO NUTRICIONAL PARA LA OSTEOARTRITIS

Aún no se ha logrado una cura para la OA, y su tratamiento es principalmente paliativo, dedicado al alivio de los síntomas y a retrasar el deterioro del cartílago. La recomendación de intervenciones no farmacológicas, como la pérdida de peso, el ejercicio, etc., y los tratamientos farmacológicos como paracetamol, antiinflamatorios no esteroideos, etc., son lo más frecuente, pero se necesitan tratamientos alternativos seguros y eficaces,

Ante la ausencia de cura de una patología crónica como la OA, se refuerza la importancia de la prevención, la cual podría ser abordada desde la nutrición, la cual proporciona más beneficios de salud a largo que a corto plazo, ya que sus efectos producen leves beneficios que se suman día tras día. Además, los mecanismos que degradan el cartílago son múltiples y algunos compuestos nutricionales, como los extractos de plantas, contienen muchos compuestos activos que actúan en diferentes vías. Otro atractivo de la nutrición para tratar la OA es su seguridad, ya que las intervenciones farmacológicas a largo plazo se asocian con efectos adversos (7).

La combinación de sulfato de glucosamina (SG) y condroitín sulfato (CS) es un suplemento habitual en el tratamiento sintomático de la OA. La glucosamina es un componente básico para la biosíntesis de GAGs, HA y PGs, que intervienen en la formación del cartílago de las superficies articulares, y los tendones, ligamentos, y el líquido sinovial. La función principal del GS para detener o revertir la degeneración de las articulaciones afectadas por OA, se basa en su capacidad para estimular la biosíntesis de los GAGs y del HA que forman los PGs de la matriz del cartílago. Por su parte, el CS es una clase crítica de GAG necesario para la formación de los PGs del cartílago articular, y ya se absorba intacto o fragmentado en sus componentes, también proporciona sustratos para la formación de la matriz del cartílago, como ácido glucurónico y N-acetilgalatosamina. Son muchos los estudios que han demostrado los efectos favorables del GS y el CS, tanto en la reducción del dolor como en la mejora de la movilidad cuando se administran a pacientes con degeneración articular por OA (8).

Entre los tratamientos conservadores de la rodilla afectada por OA, se incluye desde hace mucho tiempo la inyección intraarticular de hialuronano (HA) para restaurar sus niveles reducidos. Se ha comprobado que este HA previene la desnaturalización del cartílago protegiendo su capa externa, reduce la inflamación sinovial y promueve su metabolismo normalizando el líquido sinovial, aumenta la densidad de condrocitos, y disminuye el dolor agudo reduciendo los niveles de sustancias inflamatorias como la prostaglandina E2. Por lo tanto, se sabe que HA tiene una fuerte relación con la salud de la articulación de la rodilla (9).

Más recientemente se ha incorporado el HA a los suplementos orales, con buena eficacia sobre síntomas como el dolor. Al igual que ocurre con el CS, el HA de alto peso molecular tiene dificultad para ser absorbido por el epitelio intestinal, y aunque se ha demostrado que la microbiota intestinal (Lactobacillus y Bifidobacterium) metaboliza las fibras de HA rompiendolo en pequeños fragmentos que pueden ser absorbidos, se prefiere poner en los suplementos un HA de bajo peso molecular. Se ha visto en estudios experimentales, que el HA oral se une a un receptor intestinal (Toll-like receptor-4, TLR-4), lo que aumenta la producción de interleuquina-10 (IL-10), una citocina antiinflamatoria, incrementa la expresión del supresor de la señal de la expresión de citoquinas 3 (SOCS3) y disminuye la de la pleiotrofina. Estos efectos conducen a reducir la inflamación y el dolor de la OA (9).

Los extractos de plantas medicinales se utilizan por vía oral desde antiguo en el tratamiento de la OA, y aunque sus mecanismos de acción no se han dilucidado por completo, sus interacciones con mediadores inflamatorios, radicales libres y enzimas que degradan cartílago, proporcionan un fundamento para su uso en la OA. Son muchos los estudios científicos que avalan la eficacia de los extractos herbales en patologías inflamatorias degenerativas como la OA, pero también destacan por su seguridad, ya que no producen efectos secundarios de importancia (6).

 

            Harpagophytum procumbens (harpagofito) es una planta medicinal aprobada por la Comisión Alemana E para el tratamiento de enfermedades degenerativas del sistema musculoesquelético. Estudios in vitro mostraron actividad condroprotectora, mediante disminución de la síntesis de mediadores inflamatorios como TNF-α e IL-1β, y la inhibición de las metaloproteinasas y elastasa de la matriz. Estudios clínicos en humanos mostraron que 50-60 mg de harpagosidos diarios, mejoraban significativamente el cuadro clínico de sujetos con osteoartritis de rodilla y cadera en términos de dolor, limitación de movimiento y crepitación articular (5).

 

            Uncaria tomentosa (uña de gato) ha sido ampliamente utilizada para el tratamiento de la artritis reumatoide y otras enfermedades inflamatorias por sus potentes efectos anti-inflamatorios. Contiene varias clases de metabolitos, como alcaloides, polifenoles, glucósidos, triterpenos y saponinas, aunque su principal alcaloide es la mitrafilina, que es capaz de inhibir la liberación de las interleucinas 1α, 1β, 4, 17 y del TNF-α, moléculas clave en la respuesta inflamatoria, pero su actividad antiinflamatoria es debida a varios metabolitos actuando sinérgicamente. Recientemente se ha demostrado que U. tomentosa modula la señalización purinérgica mediante la inhibición de la enzima ectonucleósido trifosfato difosfohidrolasa (E-NTPDasa), lo que reduce las concentraciones de nucleótidos y modula la respuesta inflamatoria, inmunitaria y el dolor (10).

 

            Rheum palmatum (ruibarbo) es una planta medicinal tradicional en la medicina China, cuyos componentes medicinales son varias antraquinonas, entre ellas una de las más importantes es la reína, la cual presenta una potente acción anti-inflamatoria, gracias a la cual se ha empleado con éxito en la OA. Además, la reína es el metabolito activo de la diacereína, un fármaco empleado en el tratamiento de la OA, y cuenta con muchos estudios sobre su mecanismo de acción. Se ha observado que es condroprotectora y que incrementa la síntesis de hialuronano por las células sinoviales. Previene la destrucción del cartílago mediante la reducción de las citoquinas pro-inflamatorias como la IL-1β, y se ha observado que también reduce la producción de radical superóxido por los neutrófilos. Además, la reína inhibe la expresión de las metaloproteasas que degradan el colágeno, protegiendo al cartílago del deterioro (11).

 

            Boswellia serrata se ha utilizado para la artritis desde la antigüedad en la India, y hay estudios de alta calidad en personas con osteoartritis, en los que B. serrata mejoró ligeramente el dolor y la función (6). Sus resinas contienen varios ácidos boswellicos,  como el ácido acetil-ceto-beta-boswéllico, que es un potente inhibidor de la vía de la 5-lipoxigenasa, un enzima clave en la biosíntesis de leukotrienos a partir del ácido araquidónico en la cascada inflamatoria celular, y tiene propiedades anti-inflamatorias. Estudios clínicos han demostrado alivio del dolor y mejoras en la rigidez y la función articular, que pueden ser debidas a una reducción de la expresión de las metaloproteasas que degradan el cartílago. Además, con un nivel de efectos adversos igual que placebo (12).

 

            Curcuma longa. El ingrediente activo es el diferuloilmetano, un pigmento fenólico amarillo conocido como curcumina, que tiene una acción beneficiosa en varias patologías (diabetes, cáncer, inflamación, estrés oxidativo) por su capacidad para influir en varias vías de señalización. En estudios de artritis experimentales y clínicos, se ha demostrado que mejora la inflamación articular y periarticular disminuyendo la activación del factor nuclear kappa-B (NF-κB), lo que reduce la producción de citocinas proinflamatorias, la COX-2, o el ligando activador del receptor del NF-κB (RANKL), lo que reduce el daño articular de forma comparable a la prednisona y betametasona. La cúrcuma se ha utilizado en la artritis en combinación con extractos de otras plantas como la boswellia o el gengibre, obteniendo resultados muy satisfactorios (5).

 

            Piper nigrum. La piperina ha demostrado ser un potenciador que aumenta la biodisponibilidad de moléculas hidrófobas como la curcumina, ya que reduce la rapidez con que se metaboliza y mejora su absorción intestinal, aumentando el tiempo de residencia, y alterando la dinámica de lípidos de membrana y la conformación de las enzimas intestinales.  La piperina inhibe la glucuronidación de la curcumina en el intestino y el hígado. Los estudios demostraron que la administración concomitante de la curcumina con piperina produjo un aumento en la biodisponibilidad de la curcumina del 150% en ratas y del 2000% en el hombre (13).

 

            Metilsulfonilmetano (MSM)  es un nutracéutico que se utiliza para el tratamiento de la OA, aunque normalmente se usa combinado con otros agentes anti-artríticos como la glucosamina, la condroitina o la Boswellia. El MSM inhibe la actividad transcripcional del NF-κB en linfocitos B activados, y evita la degradación del inhibidor del NF-κB. El NF-κB es responsable de la expresión de genes que codifican citoquinas pro-inflamatorias. El MSM inhibe la transcripción de mRNA para IL-1, IL-6, y TNF-α, y reduce la producción de estas citoquinas. También disminuye la expresión de la óxido nítrico sintasa inducible (iNOS) y la ciclooxigenasa-2 (COX-2), reduciendo la producción de agentes vasodilatadores como el óxido nítrico (NO) y prostanoides. El NO modula el tono vascular y regula la activación de los mastocitos, por lo que MSM puede inhibir la acción de los mastocitos en la inflamación, y con la reducción de las citoquinas y agentes vasodilatadores, inhibir el flujo y el reclutamiento de células inmunes a los sitios con inflamación local (14).

Las vitaminas tienen efectos beneficiosos en la OA gracias a sus propiedades antioxidantes. Por lo general, la mayoría de las especies reactivas de oxígeno (ROS) se neutralizan por enzimas como la superóxido dismutasa, la catalasa y la peroxidasa o por pequeñas moléculas antioxidantes como el glutatión. Sin embargo, en la OA se producen grandes cantidades de ROS, que contribuyen a la degradación del cartílago, inhibiendo su síntesis, o activando las enzimas que lo degradan, y la capacidad antioxidante de las células puede ser insuficiente (7). El estudio de Framingham encontró una reducción en el riesgo de progresión de la OA y la pérdida de cartílago en las personas con la ingesta de vitamina C más alta. El ácido ascórbico es también un cofactor necesario para las prolil y lisil hidroxilasas, enzimas cruciales en la síntesis de colágeno, además incrementa los niveles de mRNA del  colágeno, del agrecano y la α-prolyl 4-hidroxilasa, lo cual aumenta la síntesis de proteoglicanos y de proteínas en los condrocitos articulares.

 

            La vitamina D es necesaria para el metabolismo óseo, y la fisiopatología de la OA afecta al hueso periarticular. El estudio de Framingham encontró en los pacientes con niveles séricos más bajos de vitamina D, un riesgo de progresión de OA tres veces mayor, así como pérdida de espacio articular y crecimiento de osteofitos. Mujeres con fracturas osteoporóticas tienen mayor riesgo de OA de cadera cuando sus niveles séricos de vitamina D3 son más bajos. Además, la expresión de los receptores de vitamina D está aumentada en condrocitos humanos con OA. Por lo tanto, los niveles subóptimos de vitamina D pueden afectar el metabolismo óseo y predisponer a OA (7).

El estrés oxidativo parece ser uno de los principales factores causales de la OA. Las especies reactivas de oxígeno, como el radical superóxido, el radical hidroxilo y el peróxido de hidrógeno, son capaces de dañar numerosos componentes de la articulación, incluyendo colágeno, proteoglicanos e hialuronano. Afortunadamente, existen varias defensas antioxidantes para proteger los tejidos contra el estrés oxidativo, formadas por enzimas antioxidantes, como superóxido dismutasa, catalasa, glutatión peroxidasa, glutatión reductasa y glutatión-S-transferasa, las cuales precisan de algunos oligoelementos como cofactores, como el selenio, el manganeso, el cobre o el zinc (15). Se ha comprobado que los cartílagos y líquidos sinoviales de las articulaciones afectadas por OA tienen niveles menores de estas defensas antioxidantes que los de articulaciones sanas (16).

 

            Boro. Estudios epidemiológicos, informes de casos clínicos y estudios controlados en animales y humanos, han mostrado que el boro es un tratamiento seguro y eficaz para la OA. En áreas con baja ingesta de boro, aumenta la incidencia de OA, y se ha visto un nivel de boro menor en las cabezas del fémur, los huesos y el líquido sinovial de los pacientes con OA comparado con los individuos sin OA. Estudios experimentales en ratas artríticas sugieren que el boro reduce las enzimas de la respuesta inflamatoria y tiene un efecto inmunomodulador beneficioso. Un ensayo doble ciego de boro frente a placebo indicó que la administración de boro podría mejorar los síntomas en personas con OA y artritis reumatoide. En un estudio reciente, tras la administración boro a pacientes con OA, el dolor disminuyó fuertemente, la rigidez articular desapareció y se mejoró la movilidad y la flexibilidad. Además, se encontraron pruebas de que el boro podría tener un doble papel como agente antiinflamatorio y antioxidante, y con efecto beneficioso sobre el metabolismo lipídico (17).

 

REFERENCIAS:

 

  1. Plotnikoff R. y cols. (2015) Osteoarthritis prevalence and modifiable factors: a population study. BMC Public Health 15:1195.
  2. Ackerman I. y Osborne R. (2012) Obesity and increased burden of hip and knee joint disease in Australia: Results from a national survey. BMC Musculoskeletal Disorders, 13:254.
  3. Vega J. A., y cols. (2002) Bioquímica y biología del cartílago articular. Revista de Ortopedia y Traumatología; 5:391-400.
  4. Forriol F. (2002) El cartílago articular: aspectos mecánicos y su repercusión en la reparación tisular. Revista de Ortopedia y Traumatología; 5:380-390.
  5. Dragos D. y cols. (2017) Phytomedicine in Joint Disorders. Nutrients, 9, 70.
  6. Cameron M. y Chrubasik S. (2015) Oral herbal therapies for treating osteoarthritis. The Cochrane Database of Systematic Reviews. July 07.
  7. Ameye L.G. y Chee W.S. (2006) Osteoarthritis and nutrition. From nutraceuticals to functional foods: a systematic review of the scientific evidence. Arthritis Research and Therapy; 8(4): R127.
  8. Kelly G.S. (1998) The Role of Glucosamine Sulfate and Chondroitin Sulfates in the Treatment of Degenerative Joint Disease. Alternative Medicine Review. 3(1): 27-39.
  9. Oe M. y cols. (2016) Oral hyaluronan relieves knee pain: a review. Nutrition Journal. 15:11.
  10. Castilhos L.G., y cols. (2015) Effect of Uncaria tomentosa extract on purinergic enzyme activities in lymphocytes of rats submitted to experimental adjuvant arthritis model. BMC Complementary and Alternative Medicine 15:189.
  11. Tamura T. y cols. (2001) Rhein, an active metabolite of diacerein, down-regulates the production of pro-matrix metalloproteinases-1, -3, -9 and -13 and up-regulates the production of tissue inhibitor of metalloproteinase-1 in cultured rabbit articular chondrocytes. Osteoarthritis and Cartilage 9, 257–263.
  12. Sengupta K., y cols. (2008) A double blind, randomized, placebo controlled study of the efficacy and safety of 5-Loxin® for treatment of osteoarthritis of the knee. Arthritis Research and Therapy, 10: R85.
  13. SHOBA G. et al. (1998) Influence of Piperine on the pharmacokinetics of Curcumin in animals and human volunteers. Planta Medica; 64: 353-356.
  14. Butawan M. y cols. (2017) Methylsulfonylmethane: Applications and Safety of a Novel Dietary Supplement. Nutrients, 9, 290.
  15. Ostalowska A. y cols. (2006) Lipid peroxidation and antioxidant enzymes in synovial fluid of patients with primary and secondary osteoarthritis of the knee joint. Osteoarthritis and Cartilage. Feb;14(2):139-45.
  16. Regan E.A., y cols. (2008) Joint fluid antioxidants are decreased in osteoarthritic joints compared to joints with macroscopically intact cartilage and subacute injury. Osteoarthritis and Cartilage. Apr; 16(4):515-21.
  17. Scorei R. y cols. (2011) A double-blind, placebo-controlled pilot study to evaluate the effect of calcium fructoborate on systemic inflammation and dyslipidemia markers for middle-aged people with primary osteoarthritis. Biological Trace Element Research. Dec;144(1-3):253-63.
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DHA + COLÁGENO = SINERGIA EN OSTEOARTRITIS

”Los ácidos grasos poliinsaturados omega 3 de cadena larga en el líquido sinovial y el plasma de pacientes con artritis inflamatoria.”
Mahin Moghaddami, Michael James, Susanna Proudman, Leslie G Cleland
Prostaglandins Leukot Essent Fatty Ácids. June 2015. Volume 97, Pages 7–12

Resumen:

Se ha examinado a 36 pacientes con efusión de rodilla en el contexto de una variedad de diagnósticos reumáticos y variada ingesta de aceite de pescado (desde 0 a 30 mL diarios de un aceite de pescado estandard) y de diferente duración, para estudiar la relación entre los ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga omega 3 (AGPICLn3) en el plasma y el líquido sinovial.

En un subgrupo de pacientes se estudió la correlación entre los AGPICLn3 en las células mononucleares del líquido sinovial y los sobrenadantes libres de células de ese líquido sinovial, y entre esas mismas células mononucleares y las células mononucleares de sangre periférica. También se comprobaron las correlaciones entre los datos clínicos (ingesta de aceite de pescado recogida y puntuación del dolor) y los AGPICLn3.

Las correlaciones entre los AGPICLn3 del plasma y del líquido sinovial fueron muy fuertes. Los perfiles de AGPICLn3 de los sobrenadantes de líquido sinovial diferían de los de las células mononucleares. Los perfiles de AGPICLn3 de células mononucleares de sangre periférica y líquido sinovial fueron similares, excepto por una mayor proporción de DHA en los últimos.

Se observaron correlaciones positivas entre el nivel de ingesta de aceite de pescado y el de EPA o DHA en plasma y líquido sinovial. El nivel de AGPICLn3 en plasma y líquido sinovial se correlacionaba inversamente con la puntuación de dolor.

En conclusión, el nivel de AGPICLn3 en plasma es un fuerte indicador del nivel de AGPICLn3 en líquido sinovial en un amplio rango de diagnósticos reumáticos e ingestas de aceite de pescado. Los mayores niveles de AGPICLn3 en plasma y líquido sinovial estaban asociados con menor experiencia dolorosa.

Comentario del traductor:

Algunas de las enfermedades que aparecen más frecuentemente con el paso de los años, afectan a las articulaciones. Se las considera degenerativas, es decir, que irán empeorando con el paso de los años; son muy invalidantes, provocando con frecuencia la baja laboral del paciente; y son muy dolorosas, hasta tal punto, que los que las sufren dicen que se han acostumbrado a vivir con dolor.

Aunque las causas de estas enfermedades son muy variadas, las más frecuentes son la artrosis y las artritis reumáticas. No obstante, todas comparten síntomas similares, como el dolor y la inflamación. Y en cuanto al daño en la articulación, este comienza afectando al cartílago que recubre y protege a la zona de hueso que esta en contacto con el otro hueso. Por ejemplo, en la cadera recubre la cabeza del fémur y el acetábulo donde este se encaja; o en la rodilla, donde recubre los extremos de tibia y fémur que están próximos, y también forma los meniscos.

A pesar de su apariencia inerte, el cartílago es un tejido muy especializado, donde sus células llamadas condrocitos, tienen la misión de fabricar una gran cantidad de proteínas, la más importante el colágeno, y otras macromoléculas, que liberan al exterior y que van a proporcionar al cartílago sus propiedades de elasticidad y resistencia. Cuando por algún motivo, aparece alguna de las enfermedades que afectan a la articulación, se pone en marcha el mecanismo llamado inflamación, y que es debido a la producción de unas serie de moléculas que van a activar el sistema inmune, en un intento por combatir la causa del problema y reparar los daños. Esto es posible casi siempre que la causa es traumática o infecciosa.

Sin embargo, en otras ocasiones, las defensas son incapaces de solucionar el problema e incluso en otras el sistema inmune es el causante de la enfermedad (autoinmunes). En estos casos la inflamación se hace crónica y comienza a producirse degeneración del cartílago, debido principalmente a que los condrocitos mueren (apoptosis) y deja de renovarse la matriz del cartílago, el cual va desgastándose progresivamente hasta llegar a desaparecer.

La inflamación se acompaña de algunos signos característicos, como son tumor (hinchazón debida a la liberación de líquidos y glóbulos blancos desde los capilares sanguíneos), calor (debido a la elevada actividad metabólica en la zona), rubor (debida a una intensa vasodilatación), y dolor (provocado pincipalmente por la liberación de moléculas que actúan sobre receptores en las terminaciones nerviosas). Todos estos signos nos indican que nuestro cuerpo lucha por recuperarse. Cuando esta recuperación no llega, la inflamación se hace crónica, y también sus signos, en particular el dolor, que se va haciendo más intenso a medida que se deteriora el cartílago articular.

¿Qué remedios nos aporta el conocimiento científico actual, para ayudar a nuestro organismo a recuperar la salud en estas enfermedades, incurables y degenerativas la mayor parte? ¿O es que sólo nos queda tomar fármacos para el dolor?

Sin duda hay un remedio, pero tenemos que buscarlo en la nutrición ortomolecular. En primer lugar, se debe incorporar en la nutrición una dosis del omega 3 DHA, que ayude a resolver la inflamación, que ayude a los condrocitos a evitar la apoptosis, y que nos ayude a reducir el dolor. Sabemos cuales son los mecanismos que median en la acción del DHA, y próximamente los detallaremos. Porque ahora lo que es prioritario es explicar, cuanto DHA, qué DHA, y como hay que tomar el DHA, para obtener el resultado que buscamos.

A la primera cuestión, la respuesta es cuanto más mejor, pero como mínimo 50 miligramos de DHA por cada kilo de peso y día, que equivale a 1 gramo de DHA cada 20 kilos de peso. Y eso si el DHA que tomamos es puro, porque si se trata de una mezcla de DHA y EPA habrá que corregir la dosis de DHA al alza, dependiendo de la proporción de ambos. Lo mejor es elegir un DHA que contenga 1 gramo de DHA prácticamente puro por cápsula, y tomar una por cada 20 kg de peso. Y así queda aclarada la segunda cuestión.

La dosis de DHA que sea preciso tomar, debemos ingerirla en una sola toma todas las cápsulas juntas, mejor en una comida sin grasas y por supuesto sin pescado. De esta forma conseguiremos dos objetivos: la absorción de la máxima cantidad de DHA y que a partir de el se produzca una cantidad significativa de neuroprotectina D1 (NPD1), un derivado enzimático que es la pieza clave de nuestros mecanismos antiinflamatorios endógenos. Si además acompañamos la dosis de DHA con un cuarto de aspirina (siempre que su médico esté de acuerdo y le permita tomarla), la eficacia aumenta sensiblemente. La explicación también la daré próximamente.

¿Se puede hacer algo más para tratar al paciente con artritis o artrosis? Pues en efecto, se puede y se debe complementar el tratamiento de DHA, con un producto que incremente la síntesis de colágeno en los condrocitos. Porque una vez que hemos evitado que esas células mueran, debemos nutrirlas adecuadamente, y para ello el complemento idóneo es un complementos alimenticio que contiene los aminoácidos precursores necesarios y los cofactores que precisan los condrocitos para incrementar la síntesis de colágeno, recuperar las cualidades del cartilago, y asegurar su máxima resistencia al desgaste.

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